miércoles, 24 de abril de 2024

Santo Evangelio 24 de Abril 2024

 



Texto del Evangelio (Jn 12,44-50):

 En aquel tiempo, Jesús gritó y dijo: «El que cree en mí, no cree en mí, sino en aquel que me ha enviado; y el que me ve a mí, ve a aquel que me ha enviado. Yo, la luz, he venido al mundo para que todo el que crea en mí no siga en las tinieblas. Si alguno oye mis palabras y no las guarda, yo no le juzgo, porque no he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo. El que me rechaza y no recibe mis palabras, ya tiene quien le juzgue: la Palabra que yo he hablado, ésa le juzgará el último día; porque yo no he hablado por mi cuenta, sino que el Padre que me ha enviado me ha mandado lo que tengo que decir y hablar, y yo sé que su mandato es vida eterna. Por eso, lo que yo hablo lo hablo como el Padre me lo ha dicho a mí».



«El que cree en mí, no cree en mí, sino en aquel que me ha enviado»


P. Julio César RAMOS González SDB

(Mendoza, Argentina)

Hoy, Jesús grita; grita como quien dice palabras que deben ser escuchadas claramente por todos. Su grito sintetiza su misión salvadora, pues ha venido para «salvar al mundo» (Jn 12,47), pero no por sí mismo sino en nombre del «Padre que me ha enviado y me ha mandado lo que tengo que decir y hablar» (Jn 12,49).

Todavía no hace un mes que celebrábamos el Triduo Pascual: ¡cuán presente estuvo el Padre en la hora extrema, la hora de la Cruz! Como ha escrito san Juan Pablo II, «Jesús, abrumado por la previsión de la prueba que le espera, solo ante Dios, lo invoca con su habitual y tierna expresión de confianza: ‘Abbá, Padre’». En las siguientes horas, se hace patente el estrecho diálogo del Hijo con el Padre: «Padre, perdónales porque no saben lo que hacen» (Lc 23,34); «Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu» (Lc 23,46).

La importancia de esta obra del Padre y de su enviado, se merece la respuesta personal de quien escucha. Esta respuesta es el creer, es decir, la fe (cf. Jn 12,44); fe que nos da —por el mismo Jesús— la luz para no seguir en tinieblas. Por el contrario, el que rechaza todos estos dones y manifestaciones, y no guarda esas palabras «ya tiene quien le juzgue: la Palabra» (Jn 12,48).

Aceptar a Jesús, entonces, es creer, ver, escuchar al Padre, significa no estar en tinieblas, obedecer el mandato de vida eterna. Bien nos viene la amonestación de san Juan de la Cruz: «[El Padre] todo nos lo habló junto y de una vez por esta sola Palabra (...). Por lo cual, el que ahora quisiese preguntar a Dios, o querer alguna visión o revelación, no sólo sería una necedad, sino que haría agravio a Dios, no poniendo los ojos totalmente en Cristo, evitando querer otra alguna cosa o novedad».


10 sencillas claves para que todo matrimonio, joven o mayor, creyente o no, sea «estable y feliz»

 



 10 sencillas claves para que todo matrimonio, joven o mayor, creyente o no, sea «estable y feliz»

Matrimonio feliz abrazándose. 

Unos buenos hábitos en el matrimonio pueden ser la clave de que sea feliz, estable e irrompible.

Según el Instituto Nacional de Estadística en 2018 se produjeron en España 99.444 casos de divorcio o separación. Estos datos suponen una tasa de 2,1 por cada 1.000 habitantes situando al país en uno de los puestos delanteros en cuanto al divorcio en Europa y el primero de los grandes países en habitantes por encima de Francia, Italia, Reino Unido o Alemania. En 2022, pasada la pandemia de coronavirus, la tasa fue de 1,8 por cada 1.000 habitantes,  84.551 rupturas ese año.

Una sociedad fuerte necesita también familias fuertes pues son la base de cualquier país. Pero para que un matrimonio resista hace falta cuidarlo y mimarlo, y para eso no basta únicamente la buena voluntad sino también unos buenos hábitos en la pareja que ayuden a fortalecer esta unión para que sea indestructible.

Sobre este punto sabe mucho Fernando Poveda, economista y filólogo, además de experto en Orientación Familiar. Para ayudar a tantas parejas como ya lo ha hecho en Aula Familiar ha publicado el libro La pareja que funciona, de la editorial Nueva Eva donde ofrece una serie de claves para una relación estable y feliz.

Poveda ofrece ayuda, consejos y hábitos que el matrimonio puede utilizar para que el “para siempre” que profesaron en su boda pueda cumplirse, pues son muchas las parejas que desean estar siempre unidas pero que se enfrentan a numerosas dificultades.

En un estilo ameno, pero también práctico el autor ofrece 10 claves. En la introducción explica que “son hábitos en muchos de los casos” que se convierten en “nuevas formas de ver la vida, de afrontar un día y otro… hasta conseguir un hábito”.


Entrevista realizada a Fernando Poveda en el canal familiar de YouTube "Pareja que Suma". 

En su opinión, en el fondo lograrlo no es algo tan complicado sino que “el amor está en las cosas pequeñas, en los pequeños detalles: en una mirada, en una llamada… Reduciendo, reduciendo –como los jíbaros- todo se puede concretar en una serie de hábitos que, si los seguimos, conseguiremos estar más cerca de nuestro compañero o compañera de camino. Se trata de hábitos sencillos, casi cuantificables, y que se traducen en claves concretas”.

A continuación ofrecemos estas diez claves que propone Fernando Poveda, y que él desarrolla  y amplia con mucha más profundidad en su libro:

Clave 1: Tómatelo en serio

“Si te fijas en tu vida,  en la vida de cualquier persona, verás que se dedica mucho tiempo a la preparación personal. Sin embargo, a la preparación para la familia, para la vida de pareja, no nos preparamos de igual forma”, explica Poveda.

Este es el primer punto. La familia es una inversión para toda la vida, y para este fin hay que prepararse. Hay que estudiar. ¿Cómo? Conociendo de verdad al otro, pero también a uno mismo, en todos los aspectos. Por ello, recuerda que “dicen que el amor está en los detalles, pero lo que no se dice es que para tener detalles primero hay que saber cuáles son los detalles que quiere el otro y cuáles no. Es el mundo de las necesidades del otro”.

Clave 2: Primero, lo primero

¿Qué tiene que ser lo primero para el éxito del matrimonio? Esa es la primera reflexión, “tener claras las prioridades”, en la vida, en cada decisión que se toma. A partir de ahí es importante tener en cuenta que ni los padres, ni los hijos, ni el trabajo ni las amistades son lo más importante. Evidentemente cada uno tiene un lugar fundamental en la vida, como no puede ser de otra manera, pero es la persona con la que se ha elegido vivir para siempre la que debe ocupar el primer puesto.



La Pareja que Funciona, de Fernando Poveda. 

“No hagas como esos que les preguntan a los niños; ‘¿a quién quieres más, a papá o a mamá?’. Tú no lo pienses; quiere más a aquel con el que has decidido vivir para siempre. Más que a los hijos. Más que a tus padres. Más que a tu trabajo. Más que a todo”, incide Fernando Poveda.

Clave 3: Cuida la comunicación

Para el autor, la comunicación y el trato dentro de la pareja es “la base del conocimiento mutuo” y esta es precisamente “la base del amor”. Y ofrece una reflexión muy válida para muchos padres que descuidan el matrimonio una vez que llegan los hijos: “la principal clave para la educación de los hijos es cuidar la vida en pareja, por encima de la educación de los hijos”. Y lo dice el autor, que es marido y padre de familia numerosa.

Por ello, es fundamental sacar el máximo partido al tiempo compartido en pareja.

Clave 4: Cuida tu bonsái

Aquí entra un punto fundamental. El amor puede romperse, y así lo atestiguan las cifras ofrecidas anteriormente. Por eso, insiste Poveda, “es importante cuidarlo”, y además “todos los días”, como si fuera un preciado bonsái. Y otro error que lleva a muchos matrimonios a la ruptura es creer que amor es lo mismo que sentimiento.

Por ello, considera que “plantearnos si el matrimonio es para siempre o no nos puede ayudar a no confiarnos. A luchar todos los días como si fuese el último. A volver a cuidar los detalles y no perder la esperanza. A no dejar que entre un tercero entre los dos… porque había sitio”.

Clave 5: Disfruta del sexo

En esta quinta clave, el autor incide en que “disfrutar de las cosas buenas es algo bueno en sí mismo. El placer sexual en el matrimonio es algo no sólo bueno, sino básico para que la pareja funcione”.

Por ello, también señala que “cuando se ama, se ama con toda la persona y a toda la persona. Por eso amar con el cuerpo no sólo es bueno, sino que es necesario”.

Clave 6: Al enemigo, ni agua

Fernando Poveda detalla algunos de los enemigos de la “estabilidad y la felicidad”. Y, entre otros, alerta del “yo”, pues “es necesario dejar de lado el yo para darse al otro” sustituyendo la suma “yo+sentimiento” por “el otro+amor”. También, pone el foco en el “sueño” que además de ser una necesidad fisiológica puede “despertar un instinto de supervivencia que prioriza el yo por encima de todo.

Cuidado también con confundir, como se ha dicho anteriormente, el amor con el sentimiento pues esta confusión puede llevar a basar la relación en qué siento y esto es voluble, cambiante e involuntario. Y la desidia en el matrimonio es para el autor otro enemigo a luchar.



Matrimonio riendo. 

Según Poveda, los matrimonios que saben reír y potenciar su buen humor afrontan mejor los problemas y dificultades del día a día. 

Clave 7: Practica el buen humor

Tanto la risa como el buen humor –explica el autor en La Pareja que funciona- generan endorfinas, lo que a su vez produce sensación de alegría, felicidad y ganas de vivir. Por ello, las personas que saben reírse “afrontan de una manera más sensata los problemas y dificultades de la vida”.

De hecho, ante los que pueden poner objeciones en este punto, insiste en que “el buen humor y la actitud positiva no es algo innato, sino voluntario. Es una determinación, una opción personal”.

Clave 8: Aprende a gestionar la crisis

Una cosa que hay que tener clara al casarse es que en el matrimonio los malos momentos llegan, es algo que está ahí. “Es normal que haya muchas pequeñas broncas, malos momentos, algunas crisis e incluso alguna gran crisis. Son normales. No puedes tenerle miedo ni puedes pensar que sois los únicos que pasáis por ellas. Recuerda que lo importante es saber gestionarlas”, explica el autor.

Clave 9: Intenta anticiparte

La forma más efectiva para intentar evitar las crisis tratadas en el apartado anterior o que tengan efectos más limitados es “intentar prevenir”. Todos los puntos anteriores se enfocan a esto. Pero además es fundamental “hablar las cosas. Antes de las crisis, para resolverlas, para hacer balance: hablar, hablar, hablar. Hablar por los codos. Hablar de forma asertiva. Sin reproches. Con cariño”.

Clave 10: Vuelve a enamorarte

El amor es algo dinámico que hay que renovar a diario. Y por ello el autor invita a dar el salto a realizar este proyecto juntos: poniéndote siempre en el lugar del otro; teniendo paciencia y dedicando tiempo; recordando los momentos que fueron alimentando el matrimonio; cuidándote porque el otro se lo merece; sonriendo; borrando los reproches; siendo detallista; amando; y perdonando.

Artículo publicado originariamente por Religión en Libertad en septiembre de 2020 con alguna actualización y edición menor

martes, 23 de abril de 2024

Santo Evangelio 23 de Abril 2024



 Texto del Evangelio (Jn 10,22-30):

 Se celebró por entonces en Jerusalén la fiesta de la Dedicación. Era invierno. Jesús se paseaba por el Templo, en el pórtico de Salomón. Le rodearon los judíos, y le decían: «¿Hasta cuándo vas a tenernos en vilo? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente». Jesús les respondió: «Ya os lo he dicho, pero no me creéis. Las obras que hago en nombre de mi Padre son las que dan testimonio de mí; pero vosotros no creéis porque no sois de mis ovejas. Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy vida eterna y no perecerán jamás, y nadie las arrebatará de mi mano. El Padre, que me las ha dado, es más grande que todos, y nadie puede arrebatar nada de la mano del Padre. Yo y el Padre somos uno».



«Yo y el Padre somos uno»


Rev. D. Miquel MASATS i Roca

(Girona, España)

Hoy vemos a Jesús que se «paseaba por el Templo, en el pórtico de Salomón» (Jn 10,23), durante la fiesta de la Dedicación en Jerusalén. Entonces, los judíos le piden: «Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente», y Jesús les contesta: «Ya os lo he dicho, pero no me creéis» (Jn 10,24.25).

Sólo la fe capacita al hombre para reconocer a Jesucristo como el Hijo de Dios. San Juan Pablo II hablaba en el año 2000, en el encuentro con los jóvenes en Tor Vergata, del “laboratorio de la fe”. Para la pregunta «¿Quién dicen las gentes que soy yo?» (Lc 9,18) hay muchas respuestas... Pero, Jesús pasa después al plano personal: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?». Para contestar correctamente a esta pregunta es necesaria la “revelación del Padre”. Para responder como Pedro —«Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo» (Mt 16,16)— hace falta la gracia de Dios.

Pero, aunque Dios quiere que todo el mundo crea y se salve, sólo los hombres humildes están capacitados para acoger este don. «Con los humildes está la sabiduría», se lee en el libro de los Proverbios (11,2). La verdadera sabiduría del hombre consiste en fiarse de Dios.

Santo Tomás de Aquino comenta este pasaje del Evangelio diciendo: «Puedo ver gracias a la luz del sol, pero si cierro los ojos, no veo; pero esto no es por culpa del sol, sino por culpa mía».

Jesús les dice que si no creen, al menos crean por las obras que hace, que manifiestan el poder de Dios: «Las obras que hago en nombre de mi Padre son las que dan testimonio de mí» (Jn 10,25).

Jesús conoce a sus ovejas y sus ovejas escuchan su voz. La fe lleva al trato con Jesús en la oración. ¿Qué es la oración, sino el trato con Jesucristo, que sabemos que nos ama y nos lleva al Padre? El resultado y premio de esta intimidad con Jesús en esta vida, es la vida eterna, como hemos leído en el Evangelio.


Deprimida tras un aborto «sin alternativa», conocer la fe le hizo sanar: hoy es líder provida

 


Deprimida tras un aborto «sin alternativa», conocer la fe le hizo sanar: hoy es líder provida

Mairi Lucas. 

Como líder local de 40 Días por la Vida, Mairi Lucas observa que la presencia de la oración ante los abortorios son un testimonio de la dignidad de cada vida y del peligro del aborto.

En Escocia, las llamadas buffer zones -zonas burbuja o de amortiguamiento, que garantizan un espacio de cientos de metros sin manifestantes ante abortorios- podrían comenzar a ser una realidad. En pleno debate por su implementación, parlamentarios como Gillian Mackay llevan meses ejerciendo presión para que las zonas burbuja impidan lo que consideran un delito: que voluntarios provida mantengan una conversación con una mujer que va a abortar y esta se arrepienta o cambie su decisión.

Según el proyecto que quieren aprobar los Verdes escoceses, influir en la decisión de otra persona para acceder al aborto, impedir directamente que se acceda a los abortorios o acosar a otra persona por su decisión son aspectos que serían considerados delito y que los provida estarían llevando a cabo.

Según la propuesta, podrían enfrentarse a una multa de hasta 10.000 libras -unos 11.700 euros- o más, según el caso.

A favor de las zonas burbuja, se argumenta que estos espacios prevendrían una supuesta amenaza y extorsión por parte de los antiabortistas respecto de las mujeres embarazadas. Sin embargo, en los juicios, 40 Días por la Vida nunca ha sido condenado por ello. En contra, la postura provida que parte de la base de ayudar a las mujeres que van a abortar y que sepan que el aborto no es su única salida.

Hoy, a más de 30 años de su aborto en 1988, Mairi Lucas desearía haber sabido lo que iba a hacer gracias a alguna de las vigilias provida. 

El pasado 5 de marzo, Lucas acudió al parlamento escocés en calidad de mujer que abortó y actual dirigente de 40 Días por la Vida Edimburgo, para que su testimonio fuese escuchado y respetado desde el ámbito legal e impedir la implementación de las buffer zones. También colabora con el Partido Escocés de la Familia. 



Mairi Lucas, la segunda por la derecha, junto a su agrupación de 40 Días por la Vida en Edimburgo. 

En su caso, solo tenía veinte años  y estudiaba tercer curso en el Edinburgh Art College cuando supo que estaba embarazada. "Me entró el pánico sobre lo que me depararía el futuro si seguía adelante con el embarazo", recoge el portal internacional de 40 Días por la Vida. 

Mairi fue a ver al médico, convencida de que si argumentaba que tener al bebé sería psicológicamente perjudicial, no sería difícil conseguir que le hiciesen un aborto.

"No me daban alternativa, sentí que no había opción"

"El médico no se opuso y no buscó de ninguna forma de ofrecer alternativas al aborto. No me ofrecieron asesoramiento;  ningún otro tipo de consejo o apoyo y nunca se habló de la posibilidad de adopción de mi bebé", comenta. Solo le hicieron una exploración para ver el tiempo de gestación, 13 semanas.

"Solo vi a mi bebé porque lo pedí. Pedí ver la pantalla y le vi moverse", afirmó.

Recuerda que desde la exploración y la llegada al centro cambió su visión sobre el aborto, especialmente dese que empezó a vincularse con su bebé física y emocionalmente, con gestos tan simples como poner sus brazos sobre él.

"Nadie se comunicó conmigo para asegurarse de que quería seguir adelante con el aborto. No se buscaron alternativas ni se me ofreció asesoramiento. Me sentí sola y como si no tuviera otra opción", denuncia.

El postaborto: "No sentía que mereciese una vida plena"

Nunca olvidará el día en que tuvo que dar a luz a su hijo muerto, abortado. Era un 29 de noviembre, de madrugada, y ya estaba sola en la habitación del hospital, viendo el cuerpo de su bebé, cuando sintió que algo similar a una nube negra descendía sobre ella para acompañarla durante años.

"Como había quitado una vida, no sentía que yo tuviera derecho a una vida plena y feliz", recuerda Mairi, entonces comenzando un síndrome postaborto plagado de depresiones, pensamientos suicidas y sentimientos de rechazo y desprecio a sí misma. Solo fue plenamente consciente del dolor causado con el aborto de su hijo muchos años después, cuando empezó a tener voluntad de sanar. Sanación que requería de una parte fundamental, "aceptar mi responsabilidad de haber acabado con la vida de una persona inocente".

Sanando desde la fe

Entre los "momentos cruciales" de su sanación, recuerda su conversión al cristianismo con 31 años.  Y a raíz de su conversión, el siguiente, darse cuenta de que tenía que dejar de castigarse por el aborto de su hijo, porque con la fe también tenía el perdón al alcance. "Mi fe me da la esperanza de que mi hijo se encuentra en un lugar mejor y que lo volverá a ver algún día, lo cual será un gran motivo de celebración", agrega.



De  su conversión y arrepentimiento también surgió el deseo de ayudar a mujeres en su misma situación, lo que la llevó a participar en la vigilia de 40 Días por la Vida en Edimburgo, que hoy coordina. También dirige un programa de acompañamiento en el postaborto, donde ha conocido las historias de muchas mujeres con características similares.

Entre ellas, que buena parte de ellas afirmaron no haber recibido alternativa al aborto ni asesoramiento, como el mismo caso de Mairi. "Algunas incluso afirman haber sido presionadas por profesionales de la salud para abortar", añade.

Otro aspecto casi generalizado es la toma de conciencia de lo perjudicial del aborto, especialmente durante el síndrome postaborto, sufriendo conductas promiscuas, consumo de drogas y abuso de alcohol, depresión, ira, rabia, dolores insoportables y pensamientos suicidas.

Lo que es y lo que no es 40 Días por la Vida

Hoy, por experiencia propia y de las mujeres a las que ayuda, Mairi sabe que sin curación, el postaborto sería trágico, pero con sanación, "hay esperanza". "Hace tiempo escuche que nuestra mayor herida, cuando sana, se convierte en nuestro regalo al mundo. Mi regalo es mi historia", subraya.

Hoy, como líder local de 40 Días por la Vida, observa que la presencia de la oración ante los abortorios son un testimonio de la dignidad de cada vida y del peligro del aborto. También que su labor de oración es parte de un proceso de sanación para quienes han abortado.

Mairi no sabe cuál habría sido el desenlace de su historia de haber podido conocer a miembros de 40 Días por la Vida u otros orantes cuando abortó. Pero sí puede decir lo que no es 40 Días por la Vida, ante la posible implementación de las zonas burbuja para alejarlos de los abortorios.

"40 Días por la Vida no comienza conversaciones, sujeta pancartas y carteles con datos de contacto para la recuperación del síndrome postaborto y el apoyo a embarazadas en crisis. No llamamos a gente, ni las gritamos, ni impedimos que entren al abortorio. Nuestra presencia es pacífica", explica.

Fuente: Religión en Libertad

lunes, 22 de abril de 2024

Santo Evangelio 22 de Abril 2024

 


Texto del Evangelio (Jn 10,1-10):

 En aquel tiempo, Jesús habló así: «En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que escala por otro lado, ése es un ladrón y un salteador; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el portero, y las ovejas escuchan su voz; y a sus ovejas las llama una por una y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, va delante de ellas, y las ovejas le siguen, porque conocen su voz. Pero no seguirán a un extraño, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños». Jesús les dijo esta parábola, pero ellos no comprendieron lo que les hablaba.

Entonces Jesús les dijo de nuevo: «En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido delante de mí son ladrones y salteadores; pero las ovejas no les escucharon. Yo soy la puerta; si uno entra por mí, estará a salvo; entrará y saldrá y encontrará pasto. El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir. Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia».



«El que entra por la puerta es pastor de las ovejas (...) las ovejas escuchan su voz (...) y las ovejas le siguen, porque conocen su voz»


Rev. D. Francesc PERARNAU i Cañellas

(Girona, España)

Hoy continuamos considerando una de las imágenes más bellas y más conocidas de la predicación de Jesús: el buen Pastor, sus ovejas y el redil. Todos tenemos en el recuerdo las figuras del buen Pastor que desde pequeños hemos contemplado. Una imagen que era muy querida por los primeros fieles y que forma parte ya del arte sacro cristiano del tiempo de las catacumbas. ¡Cuántas cosas nos evoca aquel pastor joven con la oveja herida sobre sus espaldas! Muchas veces nos hemos visto nosotros mismos representados en aquel pobre animal.

No hace mucho hemos celebrado la fiesta de la Pascua y, una vez más, hemos recordado que Jesús no hablaba en un lenguaje figurado cuando nos decía que el buen pastor da su vida por sus ovejas. Realmente lo hizo: su vida fue la prenda de nuestro rescate, con su vida compró la nuestra; gracias a esta entrega, nosotros hemos sido rescatados: «Yo soy la puerta; si uno entra por mí, estará a salvo» (Jn 10,9). Encontramos aquí la manifestación del gran misterio del amor inefable de Dios que llega hasta estos extremos inimaginables para salvar a cada criatura humana. Jesús lleva hasta el extremo su amor, hasta el punto de dar su vida. Resuenan todavía aquellas palabras del Evangelio de san Juan introduciéndonos en los momentos de la Pasión: «La víspera de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, como hubiera amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin» (Jn 13,1).

De entre las palabras de Jesús quisiera sugerir una profundización en éstas: «Yo soy el buen pastor, conozco a las mías y las mías me conocen a mí» (Jn 10,14); más todavía, «las ovejas escuchan su voz (...) y le siguen, porque conocen su voz» (Jn 10,3-4). Es verdad que Jesús nos conoce, pero, ¿podemos decir nosotros que le conocemos suficientemente bien a Él, que le amamos y que correspondemos como es debido?


De madre ortodoxa, un viaje a Medjugorge, la Virgen y la confesión la llevaron a hacerse monja

 


De madre ortodoxa, un viaje a Medjugorge, la Virgen y la confesión la llevaron a hacerse monja

Hermana Roberta Sofía

"Otros planes de verano me estaban esperando. La respuesta del cura fue lapidaria y me traspasó el corazón: ¡Roberta! ¡Cuando Nuestra Señora llama, Ella llama! Así que puedes dejarlo todo y venirte a Medjugorje ahora", dice la hermana Roberta.

Roberta Sofia de la Theotókos nació en Roma el 11 de julio de 1986. Se confesó por primera vez a los 21 años, en una peregrinación a la que no quería ir, y acabó pasando de una fe ortodoxa, un tanto desdibujada por su parte, a una profunda fe católica, como hermana de la comunidad mariana Oasis de Paz. La Fundación CARF -quien financia sus estudios- recoge su testimonio.

"Mi historia podría definirse como algo particular, aunque todas son particulares a los ojos de Dios. Nací y crecí en la Iglesia ortodoxa y mi origen se resume en mis dos nombres. 'Roberta', el nombre de bautismo, que representa la parte latina de mis raíces de padre italiano, y 'Sofía', recibido en el momento de mi profesión religiosa, de origen griego, ya que mi madre es de Atenas", comenta la hermana.

"Algo profundo faltaba en mi vida"

Roberta recibió, al igual que su hermano pequeño, el bautismo, la comunión y la confirmación al mismo tiempo, con sólo seis meses de vida, en la Iglesia ortodoxa y según el rito bizantino. "De joven, la fe y la religión eran algo lejano en mí, tibio. Sin embargo, la clase de religión en la escuela me gustaba y la fe de mi madre me alentaba. No rechazaba a Dios, pero no cultivaba una relación cercana con Él. Solíamos ir a misa en Navidad y Pascua. De hecho, mi familia no era practicante", reconoce.

Su madre llegó a Italia a estudiar medicina cuando era joven y allí conoció a su padre. Cuando tenía cuarenta años volvió a redescubrir la fe, gracias a unos amigos con quienes frecuentaba grupos de oración y movimientos católicos, así como a la comunidad a la cual pertenece la hermana Roberta.

"En aquella época, antes de descubrir mi vocación, yo era una joven que se preguntaba sobre su futuro. Me matriculé en la facultad de Ingeniería Electrónica. Todo me gustaba y me fascinaba, pero no tenía claro aún mi camino. Sin embargo, no me sentía feliz a los 21 años, cuando la vida es todo avance y debe estar llena de fuerza y ​​alegría. No estaba en mi lugar, en el camino correcto, y sentía que algo profundo faltaba en mi vida: estaba buscando el significado de mi existencia en el mundo", comenta la religiosa.

En ese momento, Dios fue a su encuentro. "En un caluroso verano de 2007, mientras planeaba vacaciones y conciertos con amigos, mi madre quiso hacerme un regalo por mi cumpleaños: un viaje a Medjugorje para el festival juvenil que siempre tiene lugar en la primera semana de agosto. ¡Imagínense mi trastorno ante semejante propuesta! No tenía ni idea de qué se trataba", recuerda.

"Estaba en lista de espera, porque las plazas estaban llenas. Pero la fe de mi madre fue mayor, y se encomendó a la Virgen, ¡quien no dudó en llamarme! A pesar de que estaba en lista de espera, justo el día antes de la salida de este viaje, recibí una llamada telefónica de un sacerdote de la Comunidad Mariana Oasis de Paz que estaba organizando la peregrinación", añade. 



Hermana Roberta Sofia "Mi madre quiso hacerme un regalo por mi cumpleaños: un viaje a Medjugorje". 

Sin embargo, Roberta le explicó al sacerdote que le llamaba que no podía ir. "Otros planes de verano me estaban esperando. La respuesta del cura fue lapidaria y me traspasó el corazón: ¡Roberta! ¡Cuando Nuestra Señora llama, Ella llama! Así que puedes dejarlo todo y venirte a Medjugorje ahora", le dijo.

"Instintivamente le respondí un rápido 'lo pensaré', y colgué. ¡La ventana que dejé abierta en esa respuesta fue la rendija en la que se coló la gracia de Dios! Me encerré en mi habitación con la cabeza entre las piernas y me di la oportunidad de pensar qué hacer. En ese instante percibí internamente con una claridad sorprendente, como nunca antes, que debía emprender este viaje", comenta.

Roberta accedió a ir a la peregrinación. "Yo era como una hoja en blanco frente a lo desconocido, en la que Dios ya estaba escribiendo su plan de amor y salvación. Entonces llamé a ese sacerdote y le dije que sí. Y emprendí el viaje más importante de mi vida. En ese lugar experimenté todo el asombro de tantos jóvenes que oraban con fe y alegría, descubrí todo el amor de Dios que me esperaba a través de la Virgen y de su infinito corazón maternal", asegura.

"María estaba tan viva y presente en Medjugorje que no podría describirla, pero la percibí acogiéndola como una niña que comienza a gatear para estar frente a una nueva vida teñida de significado, paz, alegría, gratitud. Me sentí tan libre y amada por un Dios Padre que no podía esperar a que su hija volviera a su corazón. En este pueblo milagroso de Bosnia-Herzegovina, y con 21 años, realicé la primera confesión de mi vida", añade.

Fue un momento de gracia, ella ni siquiera sabía qué hacer. "El sacerdote me miró fijamente y, al enterarse de que nunca me había confesado, me preguntó si conocía a Jesús y si deseaba hacerlo. Dije que sí con todo mi corazón y simplemente lloré durante toda la confesión, mientras sentía que los cielos se abrían sobre mí y el Espíritu descendía como una cascada de agua fresca", relata Roberta.

"Regresé transfigurada de ese viaje. Fue el comienzo de una conversión muy fuerte. Mi vida después de este profundo encuentro con Jesús cambió radicalmente, en mis elecciones y en mi corazón. Encontré un nuevo impulso y vigor también para mi futuro al decidir matricularme en la Facultad de Arquitectura de la Universidad La Sapienza de Roma, donde luego obtuve una maestría".

"Mientras tanto, mi amor a Dios y a María crecía, tenía sed de conocerlos y comencé a frecuentar la comunidad, aprendiendo a orar, a adorar al Señor, a disfrutar de su amistad. Todo volvió a florecer mientras mi familia observaba con asombro este cambio. Sin embargo, algo más conmovía mi corazón, atraída cada vez más por este Amor. Me sentí profundamente cortejada por el Señor pero en mi racionalidad traté de mantener los pies en la tierra pensando que eran efectos de esta gran conversión".

En aquella época, Roberta comenzó a frecuentar la Iglesia Ortodoxa para aprender y profundizar más en sus orígenes en la fe, mientras que, al mismo tiempo, la Iglesia Católica le había adoptado. "Se estaba preparando una semilla de vocación, sentía en mi corazón que pertenecía enteramente a Dios, pero esto al mismo tiempo me asustaba. Era una petición que percibía como demasiado grande y exigente. Yo era ortodoxa, el Señor no podía pedirme tanto, pensé. Luché esperando que con el tiempo todo pasara, pero pasaron los años y este tormento creció en mi corazón".

"Al principio no fue fácil, especialmente para mi familia, pero la gracia de Dios fue más abundante y me apoyó en muchas tormentas. Estuve bajo el manto de María que me ayudó a dejar que mi corazón fuera pacificado por Cristo, a dejar sanar mis heridas, a prepararme para madurar mi sí. Mi lugar era con Ella para colaborar en su misión de paz en muchos corazones, para tender puentes de unidad y diálogo".



Puedes escuchar aquí el testimonio de la hermana Roberta.

"La comunidad de la que hoy formo parte es una realidad internacional, mixta y contemplativa pero abierta a la acogida, de hermanos y hermanas célibes internos y de sacerdotes consagrados y de familias agregadas y seculares que comparten el carisma específico, viviéndolo en su propio estado de vida donde ellos lo encuentran. Hacemos un cuarto voto, el de ser paz, que define nuestro carisma, es decir, conformar a Cristo nuestra Paz e irradiar el don de la Paz en la Iglesia y en la humanidad a través de una vida de intercesión", comenta.

"Con una acogida y humilde ofrecimiento, según una espiritualidad propiamente eucarística y mariana, ya que María es la Madre de nuestra comunidad. De ella aprendemos la profundidad de la oración en el Espíritu para vivir sus actitudes. Este es el lugar que Dios preparó para vivir mi esponsalidad con Él y el don de mí misma".

Sobre su carisma, en la comunidad a la que pertenece, comenta: "El camino de pacificación y de unificación que sigo viviendo aún hoy, con la ayuda de la gracia, es el que queremos compartir con muchos corazones que experimentan la falta de paz por el alejamiento de Dios, que tienen sed de Él, que necesitan redescubrirlo al igual que en una clínica de cardiología donde el primer desafío de la paz es el de la renovación interior. Para mí la paz es este camino interior de gracia para compartir con muchas almas para ser conducidas de regreso a Cristo, a través de María, pero también tiene sabor a unidad, comunión, diálogo para derribar todo muro de división según el deseo del corazón de Cristo, ¡que todos sean uno para que el mundo crea! Llevo este legado de vida a la comunidad que se inserta en nuestro carisma con el deseo de desarrollar esta sensibilidad ecuménica".

Gracias a la ayuda de la Fundación CARF, y a pedido de su superior, la hermana Roberta inició sus estudios de Filosofía en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz, antes de continuar con los estudios de Teología.

Artículo publicado originalmente en el portal mariano Cari Filii.

domingo, 21 de abril de 2024

Santo Evangelio 21 de Abril 2024

 


Texto del Evangelio (Jn 10,11-18):

 En aquel tiempo, Jesús habló así: «Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas. Pero el asalariado, que no es pastor, a quien no pertenecen las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye, y el lobo hace presa en ellas y las dispersa, porque es asalariado y no le importan nada las ovejas. Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas y las mías me conocen a mí, como me conoce el Padre y yo conozco a mi Padre y doy mi vida por las ovejas.

»También tengo otras ovejas, que no son de este redil; también a ésas las tengo que conducir y escucharán mi voz; y habrá un solo rebaño, un solo pastor. Por eso me ama el Padre, porque doy mi vida, para recobrarla de nuevo. Nadie me la quita; yo la doy voluntariamente. Tengo poder para darla y poder para recobrarla de nuevo; esa es la orden que he recibido de mi Padre».



«Yo soy el buen pastor»


Mons. José Ángel SAIZ Meneses, Arzobispo de Sevilla

(Sevilla, España)

Hoy celebramos el domingo del Buen Pastor. En primer lugar, la actitud de las ovejas ha de ser la de escuchar la voz del pastor y seguirlo. Escuchar con atención, ser dóciles a su palabra, seguirlo con una decisión que compromete a toda la existencia: el entendimiento, el corazón, todas las fuerzas y toda la acción, siguiendo sus pasos.

Por su parte, Jesús, el Buen Pastor, conoce a sus ovejas y les da la vida eterna, de tal manera que no se perderán nunca y, además, nadie las quitará de su mano. Cristo es el verdadero Buen Pastor que dio su vida por las ovejas (cf. Jn 10,11), por nosotros, inmolándose en la cruz. Él conoce a sus ovejas y sus ovejas le conocen a Él, como el Padre le conoce y Él conoce al Padre. No se trata de un conocimiento superficial y externo, ni tan sólo un conocimiento intelectual; se trata de una relación personal profunda, un conocimiento integral, del corazón, que acaba transformándose en amistad, porque ésta es la consecuencia lógica de la relación de quien ama y de quien es amado; de quien sabe que puede confiar plenamente.

Es Dios Padre quien le ha confiado el cuidado de sus ovejas. Todo es fruto del amor de Dios Padre entregado a su Hijo Jesucristo. Jesús cumple la misión que le ha encomendado su Padre, que es la cura de sus ovejas, con una fidelidad que no permitirá que nadie se las arrebate de su mano, con un amor que le lleva a dar la vida por ellas, en comunión con el Padre porque «Yo y el Padre somos uno» (Jn 10,30).

Es aquí precisamente donde radica la fuente de nuestra esperanza: en Cristo Buen Pastor a quien queremos seguir y la voz del cual escuchamos porque sabemos que sólo en Él se encuentra la vida eterna. Aquí encontramos la fuerza ante las dificultades de la vida, nosotros, que somos un rebaño débil y que estamos sometidos a diversas tribulaciones.